¡Cuidado con la gente novato!

Entrar en la universidad es como una caja de trufas sin etiqueta - valga mi lucidez a la hora de poner ejemplos cuanto menos poco comunes- porque nunca sabes a quién te vas a encontrar. Sabes que puedes clasificar esas bolas redondas por grupos: nata, chocolate... ¿pero quién te garantiza que vayas a acertar? Igual la blanca es de coco y no de nata, y la marrón puede que sea de chocolate, sí, pero con avellana.

 En la universidad hay gente de todo tipo. Por lo general, he de decir en base a mi experiencia personal, que es absolutamente enriquecedor admirar las trufas desde un escaparate de una tienda que parece nueva en la calle en la que vives. Observarlas e imaginar de qué estarán hechas. Es inquietante poder elegir cuál o cuáles probar entre tanta variedad. Alguna te tienta más que otra: esta parece que tiene un sabor intenso, esta otra parece más dulce, esa de allí en cambio, más amarga. Otras parece que engañan, tienen pinta de llevar chocolate con leche en su interior pero sabes que al darles un mordisco es probable que te encuentres con licor. A algunas se les nota que se han elaborado a partir de un largo proceso de cocina con cariño y dedicación, y a algunas otras parece que las han hecho más a lo 'me caguen'. Todas y cada una de ellas te pueden despertar interés, y yo te aconsejo que te acerques, que las huelas e imagines que tu paladar las degusta. Sin embargo, también te digo que tengas cuidado, que des un bocado únicamente a las que sepas que de verdad te vayan a dejar un buen sabor de boca, si te equivocas, puede que el mal aliento no se quite hasta que salgas graduado por la puerta de la tienda, y eso, en términos académicos, es al menos cuatro añitos.