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Fuente: ww.precage.com Compras el billete y pasas la semana entera esperando coger el tren y marcharte. Sabes que sólo van a ser tres días, pero para ti son suficientes. Por fin llegas a la estación y el tiempo cada vez pasa más deprisa. Una vez en tu sitio y habiendo comprobado que no te has equivocado de asiento y vagón, te pones los cascos de música, miras por la ventana y ves cómo poco a poco el paisaje va cambiando a tus ojos. Cambia el paisaje y la luz, el sol se va escondiendo y agradeces tener un momento para disfrutar del atardecer. Quizá leas un libro, quizá mantengas una conversación banal con el pasajero que va a tu lado. La primera vez que la visitas puedes tener una vaga idea de cómo puede ser, pero nada como haber pisado sus calles y viajar allí por segunda vez. Ahora ya sabes qué te vas a encontrar, ahora las ganas de seguir conociéndola te ahogan. Allí te espera mucho más que una preciosa metrópoli. Madrid, ciudad de ciudades. Mucho metro y muchas pris