MEJOR DÉJALO, NO ES LO TUYO
Con intención de dar a conocer mi blog y autopublicitarme de la manera más descarada, he estado mencionado a todo con el que me he topado que he abierto una plataforma en internet en la que publico "posts". De hecho, he incluso insistido para que me lean, del mismo modo que hago en facebook, resulto pesada. Me encanta. Así, una vez que he conseguido con insoportable persistencia que por lo menos amigos y familia me hagan caso, he recibido todo tipo de comentarios, como que no debería hablar de algo si no sé lo suficiente del tema o como que por qué no hago el blog anónimo, de forma que nadie pueda juzgarme,
Me hace gracia, como ya mencioné en el texto de "VOLVER A NACER", eso de que todo el mundo te anime en un principio a cultivar y cosechar lo que te gusta y luego te lo echen por tierra porque las expectativas que ellos tenían no se cumplen. Parece que vayan a ser ellos quienes tengan que arrepentirse en el porvenir. Se imaginan en su cabeza la idea que les planteas pidiéndoles consejo inocentemente y está bien, casi les hace ilusión, pero más adelante, cuando uno ya se ha tirado a la piscina aparecen los "mejor no sigas, que vas a quedar mal" o " déjalo, que puede afectar a tu futuro".
Cuando empiezas con algo, como es mi caso, de lo que te das cuenta es de que no tienes ni idea de nada. Pero cuando digo nada, es nada. Escribir más o menos todos sabemos, pero el problema llega en el momento en el que una se plantea "¿y ahora de qué pelotas hablo?". Lo curioso es que siempre he tenido algo que decir, con todo, con todos. Siempre he tenido y tengo opinión para dar y regalar, aunque no sepa ni de qué se hable y aunque nadie me la haya pedido. El caso es que cuando se escribe uno se piensa las cosas dos veces, y va a ser cierto eso de que ahora sabemos de todo pero muy poco de cada cosa -un océano de sabiduría de dos centímetros de profundidad-, tanto es así que me cuesta desarrollar cualquier tema. Pero poco a poco le voy cogiendo el tranquillo. Al final escribir es lo que me gusta y es lo que pienso seguir haciendo, pese a quien le pese, me lea quien me lea.
No me malinterpretéis, mi blog es solo un ejemplo de tantos proyectos o ideas que uno puede llevar a cabo. Y es que es al principio sobre todo cuando uno duda más de sí mismo, cuando uno no sabe si la casa que construye va a ser sólida o si se la va a llevar el viento. No sabe cómo va a decorarla o a quién le va a interesar conocerla más que por su fachada. Es el momento en el que aunque con mucha ilusión, a uno le persigue el miedo. Miedo a no confiar en sí mismo, al qué dirán. Miedo al cambio. Miedo al fracaso, que claro, ¿qué es fracasar?...
Sea cual sea la respuesta, como dijo alguien algún día en algún sitio, para caer hay que ponerse de pie. El caso, amigos, amigas, personas, es intentarlo. ¿Que sale bien? Cojonudo. ¿Que sale mal? Cojonudo también. Lo que hay que hacer es dar vida, en la práctica es como se aprende, y si no, todos tendremos la oportunidad en un futuro de decir aquello de "qué le vamos a hacer, era joven y tonto".
Me hace gracia, como ya mencioné en el texto de "VOLVER A NACER", eso de que todo el mundo te anime en un principio a cultivar y cosechar lo que te gusta y luego te lo echen por tierra porque las expectativas que ellos tenían no se cumplen. Parece que vayan a ser ellos quienes tengan que arrepentirse en el porvenir. Se imaginan en su cabeza la idea que les planteas pidiéndoles consejo inocentemente y está bien, casi les hace ilusión, pero más adelante, cuando uno ya se ha tirado a la piscina aparecen los "mejor no sigas, que vas a quedar mal" o " déjalo, que puede afectar a tu futuro".
Cuando empiezas con algo, como es mi caso, de lo que te das cuenta es de que no tienes ni idea de nada. Pero cuando digo nada, es nada. Escribir más o menos todos sabemos, pero el problema llega en el momento en el que una se plantea "¿y ahora de qué pelotas hablo?". Lo curioso es que siempre he tenido algo que decir, con todo, con todos. Siempre he tenido y tengo opinión para dar y regalar, aunque no sepa ni de qué se hable y aunque nadie me la haya pedido. El caso es que cuando se escribe uno se piensa las cosas dos veces, y va a ser cierto eso de que ahora sabemos de todo pero muy poco de cada cosa -un océano de sabiduría de dos centímetros de profundidad-, tanto es así que me cuesta desarrollar cualquier tema. Pero poco a poco le voy cogiendo el tranquillo. Al final escribir es lo que me gusta y es lo que pienso seguir haciendo, pese a quien le pese, me lea quien me lea.
Sea cual sea la respuesta, como dijo alguien algún día en algún sitio, para caer hay que ponerse de pie. El caso, amigos, amigas, personas, es intentarlo. ¿Que sale bien? Cojonudo. ¿Que sale mal? Cojonudo también. Lo que hay que hacer es dar vida, en la práctica es como se aprende, y si no, todos tendremos la oportunidad en un futuro de decir aquello de "qué le vamos a hacer, era joven y tonto".
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