ARTE CALLEJERO


En la Real Academia Española podemos encontrar distintas definiciones de arte. Claro está que todas son ciertas, pero haciendo una mezcla de dos de ellas ("capacidad, habilidad para hacer algo" y "manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con plásticos, lingüísticos o sonoros") encuentro la descripción que más se ciñe a la verdadera idea de lo que significa. De todas formas, ninguna de éstas le hace justicia. El arte no es solo cuatro letras y unas cuantas más que lo definen, ni mucho menos. El arte es otra cosa. El arte es expresión. El arte es vida. El arte es una huella del paso por la tierra, un "yo estuve aquí". Es una ilusión, un pensamiento, una frustración, un "te quiero", un "te odio", un "me dais igual, jodeos todos". Es un no haber tenido nada que hacer y, por casualidad, haber creado algo importante. Es un talento, o no, a veces es esfuerzo y sudar la gota gorda. Es determinación, pero también improvisación. Es un "por favor, entendedme así que de otra forma no sé manifestarme". Es un baile, una canción, un dibujo. Es piedra, es mármol, es papel... Y no sólo es eso. Además, en muchas ocasiones y en nuestro beneficio, es un REGALO, es gratis.

Pintadas en las fachadas que dan fuerza a las calles y que son realmente alucinantes, -de esas que nos sirven de fondo para subir una súper foto bonitísima del terror a Instagram y que hace que consigamos no sé ni cuántos likes-. Obras de arte que, a parte del impresionante diseño gráfico, transmiten más que el lenguaje, cuyo autor o autores desconocemos casi siempre y quienes, sinceramente, deberían salir del anonimato. Pero en la calle nos encontramos también talento en directo, artistas a los que sí podemos conocer y ver el rostro.

No hay nada como estar dando un paseo por la calle y toparse con algún sinvergüenza haciendo lo que mejor se le da hacer, ya sea dibujar un paisaje de manera creativa, un baile al más puro estilo Michael Jackson o simplemente un hombre orquesta - que aunque no tenga ni puñetera idea de música y parezca que esté vacilando, siempre es entretenido ver cómo se desenvuelve entre tanto cachibache, para variar-. Además, estos artistas siempre despiertan las caras de quienes les observan, ya sea para levantar una sonrisa o para avivar unos ojos que se ponen como platos o unas cejas que se arquean gritando la palabra admiración. Y los niños. ¿Esos que se acercan tan tímidamente a dejar algunas monedas - esas algunas que, por cierto, deberían ser bastantes- y vuelven junto a sus padres contentos de haber ayudado? Esos. Ya solo por ellos no debería haber personas a las que no les gusta el arte callejero, que las hay, para mi desconcierto las hay.

Y es que cualquier tipo de arte es digno de ser aclamado. Cualquier tipo de arte que sea arte. Arte del bueno. Arte creado por uno y para uno y luego ya, si eso, que sea contemplado por otros. Y para acabar pido que, si sois de los que ni se plantea parar la marcha para ver lo que tienen que enseñaros, que lo hagáis, que paréis un rato, y a ver qué pasa. Estoy convencida de que lo disfrutaréis, y si no, los siento por vosotros, no sabéis lo que os perdéis.


Comentarios

Entradas populares de este blog

GASTÓN ARMAGNO: "HAY DINERO PARA CREAR SERIES, PERO NO SUFICIENTE PARA VIVIR DE ELLO"

ADMITE TUS ERRORES ANTES DE QUE OTROS LOS EXAGEREN