ARTE CALLEJERO
En
Pintadas en las fachadas que dan fuerza a las calles y que son realmente
alucinantes, -de esas que nos sirven de fondo para subir una súper foto
bonitísima del terror a Instagram y que hace que consigamos no sé ni cuántos likes-. Obras
de arte que, a parte del impresionante diseño gráfico, transmiten más que el lenguaje, cuyo
autor o autores desconocemos casi siempre y quienes, sinceramente, deberían
salir del anonimato. Pero en la calle nos encontramos también talento en
directo, artistas a los que sí podemos conocer y ver el rostro.
No hay nada como estar dando un paseo por la calle y toparse con algún sinvergüenza haciendo lo que mejor se le da hacer, ya sea dibujar un paisaje de manera creativa, un baile al más puro estilo Michael Jackson o simplemente un hombre orquesta - que aunque no tenga ni puñetera idea de música y parezca que esté vacilando, siempre es entretenido ver cómo se desenvuelve entre tanto cachibache, para variar-. Además, estos artistas siempre despiertan las caras de quienes les observan, ya sea para levantar una sonrisa o para avivar unos ojos que se ponen como platos o unas cejas que se arquean gritando la palabra admiración. Y los niños. ¿Esos que se acercan tan tímidamente a dejar algunas monedas - esas algunas que, por cierto, deberían ser bastantes- y vuelven junto a sus padres contentos de haber ayudado? Esos. Ya solo por ellos no debería haber personas a las que no les gusta el arte callejero, que las hay, para mi desconcierto las hay.
Y es que cualquier tipo de arte es digno de ser
aclamado. Cualquier tipo de arte que sea arte. Arte del bueno. Arte creado por uno y
para uno y luego ya, si eso, que sea contemplado por otros. Y para acabar pido que, si
sois de los que ni se plantea parar la marcha para ver lo que tienen que enseñaros,
que lo hagáis, que paréis un rato, y a ver qué pasa. Estoy convencida de que lo disfrutaréis, y si no, los siento por vosotros, no sabéis lo que os perdéis.
Comentarios