TEXTO PUBLICADO

Esta mañana comentaba con un amigo lo difícil que es escribir cuando no se te ocurre de qué.  Resulta que me siento frente al ordenador, empiezo a escribir sobre lo que apunté en un papel hace tiempo, que se me pasó por la cabeza entonces y me pareció cojonudo, y al cabo de tres o cuatro lineas ya no sé ni cómo enfocarlo. Las ideas se me distorsionan, las palabras no me salen, lo leo, lo releo, ya no me gusta, lo borro, me doy cuenta de que alguna frase me había quedado decente y me arrepiento y, al final, me sale un desastre que, por supuesto, no publico y que queda en la bandeja para no volver a ser tocado nunca.

Se me ha olvidado cuánto me llena escribir. Durante este tiempo he encontrado todo tipo de excusas para no hacerlo, hasta que ha llegado un punto en que ya no he tenido que engañarme, simplemente ni se me pasa por la cabeza sentarme y teclear. Me noto absolutamente inmersa en las redes sociales y en estra espiral de sobreinformación, que no es necesariamente malo, pero mi inspiración se ha visto anulada. Tan distraída estoy que admiro el ingenio de lo que los demás crean sin darme el lujo de crear a mí también. Un texto, una foto... Nada, dos años de nada. Miento, dos años de muchas cosas, pero vacías de creatividad propia, y digo propia porque de la ajena he disfrutado mucho.


Quiero pensar que el blog no está acabado, solamente lo he dejado descansando un tiempo en el banquillo. Podría decir que he estado ocupada, pero sería mentira.Y yo no miento. Y como no se me ocurre nada más que contar y no pienso guardar otro texto más en borradores, lo publico, así, vacío, con muchas letras y poco contenido.

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